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‘Pero el problema no es The Economist. Entre otras razones porque explica algunas verdades como un templo. Alguna cosa estamos haciendo mal cuando una revista del prestigio y el impacto de este semanario inglés tiene este enfoque’
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Carles Campuzano, diputado de CiU en el Congreso, el 12 de noviembre de 2008 en su blog:
‘El reportaje de The Economist sobre la situación económica en España está provocando reacciones. Es normal. The Economist es duro con el desarrollo del modelo de Estado autonómico y muestra un notable desconocimiento de la realidad nacional de Cataluña; o pude que más que desconocimiento comparte los prejuicios que sobre Cataluña habitualmente se leen y se escuchan en muchos ambientes de Madrid.
Pero el problema no es The Economist. Entre otras razones porque explica algunas verdades como un templo. Alguna cosa estamos haciendo mal cuando una revista del prestigio y el impacto de este semanario inglés tiene este enfoque. Aunque sea por no haber recibido al periodista autor del reportaje, como parece que ha pasado.
Y creo que podemos acabar haciendo el ridículo, si las reacciones del Gobierno tienen el tono y el estido de nuestro embajador en Londres. A veces, tengo la sensación que tenemos muy poca actitud y mentalidad de Estado’.







Madrit (terminado en t) empieza a ser todo el mundo mundial hasta el Támesis.
¡¡Cómo se nota la altura de su categoría política!! ¡¡Por su puesto que han hecho y hacen muchas, ¡¡pero que muchas!! cosas mal!! ¡¡Y siguen!! Y, la peor, no escuchar a los demás mientras Vds. siguen con sus planteamientos.
Pero, a lo mejor, su solución sólo pasa en seguir como estamos, y “subvencionar” a The Economist, para que en la próxima declaración sobre Cataluña, se haga a su gusto y medida. ¡¡Nuevo y craso error!!
Y, el problema, ¡¡otro!! es que, así como The Economist dá en el clavo sobre muchas cuestiones vinculadas a la carencia de libertades indiciduales, aquí los sufridos ciudadanos las discutimos, las reclamamos, y no se nos escucha.
Es más, se nos silencia. ¡¡Que para Vds. es lo mas cómodo y fácil!! ¡¡Nuevo error!!
Y, si eso se aguanta durante un cierto tiempo, es insostenible por muchas mentiras que pretendar justificar.
Le invito a la reflexión, a la normalización política, ¡¡que NO lingüística!! y a su análisis y autocrítica para bién de TODOS los catalanes.
Saludos a TODOS los catalanes.
Es decir: Según Vd. dice quizá The Economist desconoce la realidad o quizá no la desconoce, pero “comparte los prejuicios que sobre Cataluña habitualmente se leen y se escuchan en muchos ambientes de Madrid”.
Entiendo yo que si desconoce la realidad se ha limitado a repetir prejuicios “de oídas”. Y si no la desconoce, ya no se puede decir que “comparte prejuicios”. Conoce la realidad y ha extraído sus propias conclusiones.
A esas conclusiones es a las que Vd. llama “prejuicios”. Y se lo llama porque coincide con las conclusiones a las que cada vez llegan mas españoles.
¿Lo que Vd. piensa de España, de Cataluña, de las relaciones de Cataluña con el resto de España son prejuicios? Ojalá se quedaran en eso.
Pienso que hay toda una estrategia política en ese pensamiento, con objetivos muy concretos y que ya no se ocultan y,lo mas grave, con una disposición a pasar por encima de los derechos de las personas. Esto ya tampoco se oculta.
Priman los “derechos colectivos” (ojo he dicho derechos no intereses) sobre los individuales.Pues bien, los pueblos no tienen derechos. Los tienen los individuos.
Querido Sr. Campuzano, ¿se ha parado Vd. a pensar en el obsesivo fomento del desconocimiento de la realidad nacional española y en la cantidad ingente de prejuicios que sobre España se leen y escuchan cada dia…? Todo ello transmitido desde la oficialidad de una Cataluña de la cual Vd. es participe, complice y beneficiario.
The Economist y cualquiera que no este sumergido en su burbuja, Sr. Campuzano, ve esa estrategia claramente.
Sr.Campuzano, ¿se ha parado Vd. a pensar que en realidad The Economist puede que no vaya, como Vd. cree, si no que ya este de vuelta? ¿Que a The Economist no le falta conocimiento de ninguna realidad sino que le sobra y le basta con lo que ya es un clamor?
Solo como posibilidad Sr. Campuzano: ¿se ha parado Vd. a pensar en el ridículo que, sin saberlo, todos ustedes podrían estar haciendo?
Aunque fuese solo a efectos de contemplar esa hipótesis harian bien todos Vds. en considerar el artículo de The Economist como una señal.